Hay otra cosilla que quería comentar, ahora que el genocidio va más despacio, y es el uso que se ha hecho –a veces, pocas, pero sí– del uso de banderas del Tercer Reich junto a la bandera del Estado de Israel, equiparándolas. A mí me parece que es una malísima idea en ambientes de izquierda y libertarios. Puede que bienintencionada, pero no me gusta naaaaada. Y os enumero algunos motivos.
El esfuerzo histórico de todo militarismo y autoritarismo ha sido construir ejércitos cuyos integrantes no tengan el rechazo, lógico, cultural, social y hasta biológico a matar. Para ello, a las básicas excusas ideológicas y morales, así como las económicas (matar por la patria, matar por el bien, matar por el botín) se ha sumado una renovada pedagogía del matar, tanto en lo formativo militar (entrenamientos, servicio militar), como en el entretenimiento: juegos de guerra, de tiroteos y balas que inundan los mercados de aplicaciones y descargas son una muestra de esta sofisticación del adoctrinamiento y entrenamiento en la capacidad de asesinar sin remordimientos, sobre todo sin remordimientos preventivos. Una parte de la cultura, cada vez mayor, hace del matar un asunto hasta divertido y del morir un tema menor, irrelevante, sin importancia.
Año publicación: 2025 Editorial: Ediciones de la Torre Magnética ISBN: 978-84-949394-7-1 Páginas: 320 Tamaño del libro: 136×210 mm
Todo está dicho, nada se puede hacer. Este parece ser el lema que llevamos grabado en cuerpo y alma para que abandonemos toda esperanza en el reino del Capitaloceno, donde sufrimos un triple encierro geográfico, ecológico y sobre todo histórico, que aleja y difumina el horizonte utópico hasta su cancelación definitiva.
Recientemente, ha habido un evento que celebraba el décimo aniversario de un diario llamado OKDiario con la asistencia exclusiva de políticos, junto a otros elementos económicos y mediáticos de la misma calaña, de derecha y ultraderecha (ya se sabe, tan parecidas ambas en este inefable país). Alguien se preguntará cómo es posible que un homo sapiens sapiens tan lúcido como el que suscribe, un ácrata con cierta pulsión agradecidamente nihilista, puede atender a semejante acto inicuo y mundano, que para mayor casposidad se celebró en la madrileña Plaza de Toros de Las Ventas. Veamos si me explico (que ya adelanto que sí, que lo haré de manera harto brillante). Ha sido inevitable recibir cierta información sobre la celebración en cuestión, la mayoría mostrando su repugnancia y no poco jolgorio sobre la profunda ineficacia del presentador contratado, un tipo creo que conocido, pero cuyo nombre no me apetece ahora buscar en Google, y la nula capacidad de dicción del director del medio, así como la de la muy irrisoria presidenta de la Comunidad de la capital del Reino (ambos, al parecer, algo achispados por la euforia). El mensaje fundamental fue combatir y destronar a Pedro Sánchez, actual presidente del Gobierno agarrado al poder de forma desesperada, y a sus satélites a la izquierda (parlamentaria) para, claro, promover la alianza entre derecha y ultraderecha (que vienen a ser la misma cosa en este indescriptible país).
Introducimos en el siguiente texto al pensamiento de Eduardo Colombo, importante autor anarquista, cuya obra realiza una aproximación a las fundamentales ideas de imaginario social y espacio público; frente a la apatía política y la desesperanza social de gran parte de la sociedad, se impone la necesidad de extender un imaginario colectivo revolucionario que reproduzca los rasgos de una sociedad verdaderamente libre.
Los hombres creen que llegará un día en que serán libres e iguales cuando hayan destruido los obstáculos que le impiden serlo, sin darse cuenta que sólo lo son mientras luchan para conseguirlo. Gustav Landauer
No sé qué fulano dijo en cierta ocasión que el ser humano, si dejaba creer en esa abstracción absoluta supuestamente idealizada que denominan Dios, acababa creyendo en cualquier cosa. Lo que no se tuvo en cuenta, con semejante aseveración nada imparcial, es que la misma creencia en un ser omnipotente, infalible y, presuntamente, magnánimo sin fisuras es el mayor despropósito al que nos podemos enfrentar los seres humanos. Que nadie se ofenda, todos creemos en cosas que a los ojos de otros, seguramente, resultan disparatadas. Yo mismo, mi fe inquebrantable en que algún día podamos fundar una sociedad mínimamente digna se contradice con la cantidad de estulticia, mediocridad y papanatismo con el que nos enfrentamos a diario. Exagero, por supuesto, hay gente haciendo cosas loables, pero los inicuos, los que fomentan la subordinación y creencias de la gente, hacen mucho daño y la masa gris parece seguirles a pies juntillas. Pero, volvamos a las creencias. ¿Puede evitarse que la gente crea en abiertas majaderías y actúe de forma aceptablemente racional?
Es habitual escuchar el argumento, por parte de personas religiosas (Ratzinger lo utilizó en diversas ocasiones y el nuevo pontífice, a pesar de su pelaje progre, estoy seguro que no tardará en hacerlo), relativo a que fue la ausencia de Dios la que dio lugar a los horrores provocados en el siglo XX por regímenes como el nazi o el estalinismo. No es que merezca mucha profundización dicha afirmación, ya que no solo es simplista, también sumamente distorsionadora, pero dado que hay que tantas personas que siguen vinculando moral a religión merece alguna atención. Esto es así porque la substitución de un dogma por otro, y es posible que algunas ideologías hayan encontrado un terreno fecundo en la mentalidad religiosa para desarrollarse, es el auténtico problema.
No hay palabras suficientes para describir el horror que nos provoca la masacre de más de 130 jóvenes negros pobres asesinados por la policía de Río de Janeiro, con la excusa de atacar al narcotráfico.
Fue un operativo de guerra urbana en el que el gobierno del Estado movilizó 2.500 policías militares armados a guerra, además del despliegue de blindados y helicópteros para atacar los complejos de favelas Penha y Alemao en la zona norte de la ciudad, una zona de fuerte concentración de población pobre. Son dos conjuntos de favelas que superan los 150 mil habitantes, con una enorme densidad de población.
Este escrito se basa en la lectura de un libro1 que con altibajos me parece una buena herramienta para los grupos de apoyo mutuo (en general, para cualquier grupo activista). Empezaré diciendo que me llama la atención que el autor no mencione como genealogía, aunque también como actualidad, que el «apoyo mutuo» tiene un largo recorrido en los anarquismos. No pretendo decir que solo los anarquistas lo hayan teorizado2 y aplicado a la práctica, pero me resulta extraño esa invisibilidad o ignorancia de su importancia dentro de dicho movimiento.
Como organizaciones sociales e individualidades, denunciamos que la represión policial administrada por el gobierno de turno cobró una vida: la del compañero del hip hop, conocido como Trvko. Además, dejó varios heridos y a otro joven con el cerebro destrozado, actualmente en coma.
La policía negó inicialmente que el asesinato, registrado en videos, fuera cometido por un agente encubierto del grupo Terna. Sin embargo, tras las evidencias, el propio jefe superior de la Policía Nacional reconoció que el responsable sí era un policía, perteneciente a la División de Investigación Criminal, aunque intentó justificarlo diciendo que “no estaba dentro de la planificación del operativo”, sin ofrecer más explicaciones.
Un espacio en la red para el anarquismo (o, mejor dicho, para los anarquismos), con especial atención para el escepticismo, la crítica, el librepensamiento y la filosofía en general